Archiveras: pioneras en la Administración
La primera mujer que ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos fue Ángela García Rives (1891-1968). Su primer destino, en 1913, fue la Biblioteca Pública de Jovellanos en Gijón. Un año después, antes de pasar definitivamente a la Biblioteca Nacional, estuvo destinada en el Archivo General Central de Alcalá de Henares.
Entre las primeras archiveras hay que mencionar a Áurea Javierre, destinada al Archivo de la Corona de Aragón en 1922, o a María Moliner, cuyo primer destino fue el Archivo General de Simancas. Después llegaron Pilar Loscertales, Carmen Pescador, Josefa Callao, Concepción Zulueta, Consuelo Gutiérrez del Arroyo o Carmen Caamaño. Todas ellas debieron superar grandes dificultades para abrirse camino y desarrollar su carrera profesional. Muchas, incluso, sufrieron la inhabilitación, la prisión o el exilio.
El número de archiveras fue creciendo con los años, aunque hubo que esperar a la década de los sesenta para que una archivera alcanzase cargos directivos, con los nombramientos de Carmen Crespo, directora del Centro Nacional de Conservación y Microfilmación, de Olga Gallego, directora del Archivo Histórico Provincial de Orense o de Carmen Pescador, primera directora del Archivo General de la Administración.