Ajos, tomates e incunables
Los reyes guardaban el chocolate en el cofre de las joyas. Hasta Isabel II se comía a la francesa, o lo que es lo mismo, por los ojos: se exhibían los platos cocinados y se elegían con el dedo. El primer recetario de cocina española es un manuscrito catalán de 1340: el Llibre de totes maneres de potatges de menjar (Llibre de Sent Soví). Las patatas, recién llegadas de América y aún poco de fiar, se imponen con pragmatismo en Galicia en el XVI: era tiempo de hambruna. La etiqueta española prohibía representar a los reyes comiendo, la vida de palacio ha perdido una gran fuente de información.
Por fortuna hay otras. Según épocas: utensilios, carteles, libros, fotos, pinturas, recetarios. No muchas, la gastronomía es efímera. "Tenemos jarrones romanos, pero no conservamos tapas romanas", bromea Ferran Adrià, uno de los comisarios de la exposición La cocina en su tinta,que recorre la historia cultural de la gastronomía española y que se puede ver desde ayer en la Biblioteca Nacional (BNE).