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Bibliotecas integradas, ¿una oportunidad desaprovechada?
Las bibliotecas integradas (joint-use libraries, en inglés) son bibliotecas en las que –gracias a una forma especial de cooperación- dos proveedores de servicios bibliotecarios usan el mismo edificio para atender a sus usuarios. En su mayoría, se trata de bibliotecas escolares que funcionan también como bibliotecas públicas, pero también hay casos de bibliotecas universitarias que funcionan de manera integrada, e incluso existe algún caso de biblioteca especializada. Sin embargo, no se trata de abrir la biblioteca académica al público en general, sino que es un nuevo concepto de biblioteca única que tiene una doble función.
Las bibliotecas integradas surgieron en Australia y Nueva Zelanda en los años 70, principalmente en zonas rurales, e instaladas gracias a la existencia de una estructura consolidada de bibliotecas escolares.
En Europa, es en los países nórdicos y Reino Unido donde se han puesto en marcha más iniciativas. Destaca Suecia, un país con una población muy dispersa, y que cuenta con cerca del 50% de bibliotecas públicas sucursales (de barrio y distrito) que funcionan de manera integrada; y donde todas las bibliotecas públicas del país (más de 300) forman parte de una red bibliotecaria. Canadá es otro de los países que destacan en la puesta en marcha de iniciativas de cooperación entre bibliotecas académicas y bibliotecas públicas, favorecidas por la existencia de consorcios bibliotecarios en seis de sus provincias.
Gracias a la integración de bibliotecas, se optimiza el uso de los fondos, se comparten costes y se mejoran los servicios ofrecidos por separado. Además permite aumentar los recursos informativos disponibles y el número de profesionales especializados. La integración también supone una cercanía al ciudadano, mejorando el acceso a la información y la alfabetización informacional, y reduciendo la brecha digital. Sin embargo, si no se espera una mejora de los servicios ofrecidos por separado por cada biblioteca, no es recomendable la integración; por lo que es fundamental realizar una nueva planificación de sus servicios, y es casi imprescindible la cooperación en redes y sistemas bibliotecarios.
En España, la poca difusión del potencial de las bibliotecas integradas se debe principalmente a:
Pero, a pesar de esto, existen en España algunas iniciativas destacables, como las bibliotecas integradas de Lorca (Murcia), las bibliotecas de barrio de Collado Villalba (Madrid) y las bibliotecas de doble uso de Castilla-La Mancha.
Bibliotecas públicas y Lectura Fácil
Las bibliotecas públicas tienen, entre sus principales objetivos, facilitar y promover el acceso a la información y la cultura para todos los ciudadanos.
Según el Manifiesto de la UNESCO a favor de las bibliotecas públicas (1994),
“La biblioteca pública presta sus servicios sobre la base de igualdad de acceso de todas las personas, independientemente de su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Debe contar además con servicios específicos para quienes por una u otra razón no puedan valerse de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías lingüísticas, deficientes físicos y mentales, enfermos o reclusos.”
Por tanto, las bibliotecas públicas deben ofrecer servicios y materiales documentales específicos para aquellos usuarios con necesidades especiales. También las Directrices IFLA/UNESCO para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas (2001) hacen referencia a la necesidad de democratizar elacceso a todos los ciudadanos.
Y es a partir de estas necesidades de donde surge el concepto “Lectura Fácil” (Easy-to-Read, en inglés), que hace referencia a aquellos materiales documentales (libros, revistas, sitios web, etc.) en los que el texto está elaborado siguiendo unos requisitos que permitan que pueda ser leído y entendido por personas que tengan una dificultad lectora o de comprensión. Estos textos en lectura fácil pueden estar adaptados de otros textos, o ser textos originales.
Los materiales de Lectura Fácil están destinados a personas con dificultad lectora:
La necesidad de la edición de materiales en Lectura Fácil es clara. Se estima que en la mayoría de los países desarrollados, entre el 25% y el 30% de la población tiene dificultades lectoras. Mientras que en países con menos nivel de acceso a la educación y a la cultura, este porcentaje puede llegar al 45%.
El papel de las bibliotecas públicas –y también el de las bibliotecas escolares- es muy importante, ya que pueden ayudar a difundir la existencia de estos materiales en Lectura Fácil, facilitando de forma efectiva el acceso a la información a las personas con dificultad de comprensión lectora.
Por tanto, los profesionales bibliotecarios deben:
En nuestro país, la iniciativa en Lectura Fácil partió de la Associació Lectura Fàcil, constituida en 2002 en Barcelona. Pero, poco a poco, van surgiendo otras iniciativas como la de Euskadi, más modesta pero con una gran ilusión en sus inicios.