La única iglesia romana con frontón recupera 14.000 volúmenes de su biblioteca
Los trinitarios, la mayoría de ellos españoles y relevantes en la liberación de cautivos durante los siglos XVII y XVIII, continúan alojados en la joya barroca conocida como San Carlo alle Quattro Fontane, erigido por Francesco Borromini en 1634, quien acabó por quitarse la vida en 1667 por sus terribles celos de Bernini.
Precisamente, este año se cumplen los 400 años de la instalación de los trinitarios en la iglesia, caracterizado por sus formas cóncavas y convexas, que fue salvada por curas vascos que acudieron en avalancha a la Ciudad Eterna en el siglo XIX y lograron reforzar y hacer resurgir la orden dedicada a liberar esclavos y prisioneros