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Lassalle apela a los libros en tiempos de crisis

El secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, clausuró este ciclo de El libro como universo, manifestando que “este ciclo demuestra por qué, después de tres siglos, la Biblioteca Nacional sigue siendo una de las instituciones de cabecera de nuestro país.

“Entre las cosas hay una 
de la que no se arrepiente 
nadie en la tierra. Esa cosa 
es haber sido valiente”. 

 La demostración de ello está en apostar por el intangible que atesoran los libros como refugio del que trascender la realidad, especialmente cuando esta suscita la fatiga destructiva de un tiempo tan agobiante y despiadado como el que nos toca vivir en estos momentos, debido a la crisis. En este sentido, quisiera desde aquí agradecer a todos los colaboradores que han hecho posible este ciclo, por su firme determinación de otorgar a los libros una relevancia sensible a la hora de interpretar nuestra intemporalidad, y en especial a la Dirección General de Políticas e Industrias Culturales y del Libro. 

Tras un recorrido de más de dos meses por el universo libresco, el ciclo nos ha permitido ampliar y abordar un amplio espectro de facetas del sector, de la mano de una acertada selección de autores, editores, traductores, críticos, comentaristas y periodistas, que bajo la experta batuta de Sergio Vila-Sanjuán, han aceptado compartir con todos nosotros sus reflexiones en torno al libro, como una geografía introspectiva de la cultura inmaterial, o si se prefiere, como el continente todavía vivo de aquella paideia que dibujaron nuestros antepasados. 

Como secretario de Estado de Cultura es un motivo de especial satisfacción tomar la palabra hoy para clausurar este ciclo, y agradecer a María Kodama su presencia, aquí, con todos nosotros, ya que a través de sus palabras no cabe duda de que nos ha sonado a todos el eco literario de Borges, circunstancia que además tiene lugar en una fecha tan señalada como la de hoy. Precisamente, la obsesión de Borges por las bibliotecas y los libros como surcos en la oscuridad que marcan la estupidez de nuestro mundo, constituyen un asidero ante la tentación suicida en la que estamos embarcados. 

En este sentido, hoy más que nunca, es imprescindible refugiarnos en la fortaleza insondable de ese abismo del conocimiento que encierra la lectura, para recordarnos, como decía Borges, que hace falta perderse para descubrirse, desaprender para volver a aprender, encarar el sinsentido para descubrir el sentido. Hoy, cuando tenemos que convivir, y afrontar los meandros caprichosos de una crisis, frente a la que no nos queda más remedio que invocar aquello que nos decía Borges con sapiencia: 

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